El brisket, también conocido como Pecho o más comúnmente Tapa de asado en nuestro país, es un corte muy popular en Estados Unidos, proveniente del pecho de la res. Es ideal para cocinarlo lentamente a fuego bajo tanto a la parrilla como al horno, y también muy utilizado para hacer el famoso pastrón o pastrami. Con un proceso de cocción adecuado y suficiente calor, el tejido conectivo que rodea el músculo del pecho, cuyo principal componente es el colágeno, se transforma en gelatina logrando que el brisket quede jugoso, exquisito y muy tierno, a tal punto que la carne se separa por sí sola. Debido a que la clave para lograr una cocción pareja y obtener su particular sabor es la grasa intramuscular, su combinación con la raza Wagyu permite potenciar sus mejores cualidades.